Puedes sentirte más cansada, por lo que sería bueno que descanses lo más posible antes de la llegada de tu bebé.
Una vez que el bebé desciende y encaja por fin en tu pelvis, te sentirás más ligera y podrás respirar mejor, debido a que el bebé ha cambiado su foco al ejercer presión, ahora, hacia la vejiga. Por lo mismo, percibirás más deseos de orinar en este momento y cambiará nuevamente tu centro de gravedad. Ten cuidado, que podrías andar más torpe en estos días.
Por otro lado, el cuello del útero puede comenzar a dilatarse en cualquier momento, lo que podrás identificar a través de un discreto manchado de sangre o de la expulsión total o parcial del tapón mucoso.
Y aunque esta expulsión no indica que el parto sea en las próximas horas, pues también puede ser en varios días, la importancia de atender a esta señal radica en que, tras quedar el útero desprotegido, se puede exponer a la entrada de gérmenes que puedan provocar infecciones.
Al acercarse el día del parto puedes sentirte más ansiosa. Trata de relajarte y también estar atenta a los primeros síntomas del trabajo de parto que son:
Es importante que ya tengas armado y a mano el bolso que llevarás al hospital o clínica.
Así, en la semana 40, tu hijo puede nacer en cualquier momento, pero ojo que la duración del parto, desde el inicio de la dilatación hasta el nacimiento, varía de una mujer a otra.
Si es tu primer parto, tendrás un período de dilatación de 12 a 14 horas; un período de expulsión (el bebé entra en el canal del parto) de 1 a 2 horas; y un período de expulsión de las secundinas (expulsión de la placenta) de 15 a 30 minutos.
En cambio, en los embarazos sucesivos, el período de dilatación es de 6 a 8 horas; el de expulsión, de 30 a 60 minutos; y el de expulsión de las secundinas, de 10 a 20 minutos.
Eso sí, aunque estés de 40 semanas y el bebé aún no nazca, no te preocupes, ya que el 65% sufre retrasos, el 30% se anticipa y sólo el 5% nace en la fecha prevista para el parto.
De todas, la señal más evidente es el rompimiento de la bolsa o saco amniótico, así que en ese minuto es cuando deberás partir al centro asistencial.
Eso sí, tendrás tiempo suficiente para hacerlo con tranquilidad, así que llama a quien debas llamar, y realiza un traslado seguro y con calma. Allí te estará esperando el ginecólogo para traer al mundo a un nuevo y esperado ser.
¡Ojo! No confundir pérdida de líquido amniótico con algún flujo de orina, ya que mientas la primera es transparente, la segunda posee un color más amarillento.
5 o 6 comidas balanceadas al día. Come despacio y masticando bien, privilegia los platos a la plancha o al vapor, y reduce el consumo de azúcar y sal. Alimentos ricos en potasio y calcio (plátano, lácteos, entre otros). Evita comidas muy picantes, con mucho aliño o muy grandes. Se recomienda evitar las bebidas gaseosas y tomar infusiones de manzanilla, anís verde o hinojo.
Tomar entre 2 y 3 litros de agua al día para evitar deshidratarte y que los músculos se contraigan producto de esto.
Trata de mantenerte activa caminando todos los días durante media hora. Si trabajas en una oficina o sentada, te recomendamos estirar tus piernas mientras permaneces sentada, haciendo pequeños movimientos circulares con los pies y también levantarte una vez por hora a caminar unos minutos. Evita la ropa apretada.
Usa protector solar, sombrero; y en lo posible evita exponerte al sol.
Usa crema hidratante o especializada en estrías para prevenirlas y atenuarlas.